miércoles, 17 de diciembre de 2014

Padres atentos: Niños obesos y malas crianzas.




La crisis de obesidad infantil que se ha detonado en el continente americano ha encendido las alarmas de muchos países. Algunos las han enfrentado como una epidemia y un problema de salud, sin embargo, las acciones no han tenido los resultados esperados. De ahí que el asunto ha empezado a verse como un problema social.

una investigación de la Universidad de Indiana ha apuntado que es crucial forjar buenos hábitos en los niños, pero que esto no puede hacerse sólo en la escuela o con campañas externas, sino que tiene más que ver con una forma de vida. Ante todo, señala, Alyssa M. Lederer, quien dirigió el estudio, se trata de establecer rutinas saludables y límites claros.

El equipo de investigadores revisó información de más de 3000 niños de escuelas primarias y encontró una interesante conexión entre los hábitos familiares y la obesidad. El estudio evaluó datos demográficos y los cruzó con factores como el tiempo que pasan los niños frente a la televisión, jugando videojuegos o frente a la computadora, y los alimentos que les permiten comer.


Los hallazgos mostraron que los chicos que tienen en casa una rutina estable y saludable, saben hacer elecciones sanas desde muy temprana edad. Así, quienes tienen bien claras las reglas de convivencia y permisividad son menos proclives a elegir comida rápida y saben equilibrar sus opciones con frutas y verduras. Lo mismo ocurre con los programas de tv que eligen ver así como el tiempo que pasan jugando con la consola.

Los niños obesos y sedentarios, en cambio, vienen de hogares donde los padres compensan la ausencia siendo ultra permisivos, o bien, hogares monoparentales, generalmente llevados por mujeres jóvenes de bajo nivel socioeconómico que deben trabajar doble turno y tienen pocas oportunidades de establecer rutinas saludables tanto para ellas como para sus hijos.

Los investigadores también encontraron que cuando los padres migran hacia una forma de vida más saludable, el peso en los niños se reduce de manera notable, tanto que los chicos comienzan a optar por comida sana y juegos con mayor actividad física al poco tiempo.

Si bien el estudio no aporta descubrimientos novedosos, viene a confirmar la necesidad de un cambio importante a nivel de derechos. Primero, es fundamental brindar mejores oportunidades de trabajo, horarios y programas sociales para las mujeres que sostienen el hogar por sí solas. Esto les permitiría adoptar una forma de vida más saludable, tendrían más tiempo para cuidar su propia alimentación, hacer ejercicio, estar menos estresadas y dedicar tiempo a establecer rutinas saludables con sus hijos.

Por otra parte, el estudio reafirma la necesidad de abordar la crisis de obesidad infantil no como un fenómeno de salud aislado sino como una cuestión social que también por la equidad de género en términos laborales.

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